(1) El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. (2) Multiplicaste la nación, multiplicaste su alegría; se alegraron delante de ti como se alegran los que reparten el botín. (3) Porque quebraste el yugo de su carga, el cayado de su hombro, la vara de su opresor, como en el día de Madián. (4) Porque todo calzado remecido con furia, y todo manto revolcado en sangre, será para quemar, para pasto del fuego. (5) Porque nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Pele-joez-el-gibbor-abia-ad-sar-shalom; (6) Para que el gobierno se multiplique, y la paz no tenga fin, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de YIHWEH de los ejércitos hará esto. (7) YIHWEH envió palabra a Jacob, y cayó sobre Israel. (8) Y lo sabrá todo el pueblo, Efraín y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen: (9) «Cayeron los ladrillos, pero edificaremos de cantería; cortados los cabrahigos, pero en su lugar pondremos cedros.» (10) Por eso YIHWEH ensalza a los adversarios de Rezín contra él, y azuza a sus enemigos: (11) A los sirios al oriente, y a los filisteos al occidente, que devoran a Israel a boca abierta. (12) Con todo esto no se ha aplacado su furor, sino que su mano sigue extendida. (13) Por eso el Señor cortó de Israel la cabeza y la cola, la palma y el junco en un solo día. (14) El anciano y el hombre noble es la cabeza, y el profeta que enseña mentira es la cola. (15) Porque los que guían a este pueblo lo hacen errar, y los que son guiados por él son destruidos. (16) Por eso el Señor no se alegrará de sus jóvenes, ni tendrá compasión de sus huérfanos y viudas; porque todos son impíos y malignos, y toda boca habla desenfrenos. (17) Porque la maldad arde como fuego, y devora zarzas y espinos; (18) Por la ira de YIHWEH de los ejércitos se quemó la tierra, y los pueblos fueron como pasto del fuego, y nadie perdonó a su hermano. (19) El que arrebata a la derecha, tuvo hambre, y come a la izquierda, y no se sacia; cada uno devora la carne de su brazo: (20) Manasés, Efraín, Efraín, Manasés; y todos juntos contra Judá. Con todo esto no se ha apaciguado su furor, sino que su mano sigue extendida.
Comentarios:
5(6) Los atributos divinos mencionados en este verso se refieren a Adonai, no al niño. El profeta Ieshaiá estaba anunciando al rey Izkiahu (Ezequías).