(1) Para el caudillo. Masquil de David; (2) cuando vino Doeg edomita y se lo hizo saber a Saúl, y le dijo: «David ha venido a la casa de Ahimelec». (3) ¿Por qué te jactas del mal, oh valiente? La misericordia de Dios es continua. (4) Tu lengua maquina destrucción; como navaja afilada, obra engaño. (5) Amas el mal más que el bien, la mentira más que hablar justicia. (6) Amas todas las palabras devoradoras, la lengua engañosa. (7) Asimismo Dios te quebrantará para siempre; te levantará, y te arrancará de tu tienda, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (8) Los justos lo verán, y temerán, y se reirán de él: (9) He aquÃ, éste es el hombre que no puso a Dios por su fortaleza; (10) Pero yo soy como olivo frondoso en la casa de Dios; en la misericordia de Dios he confiado eternamente y para siempre. (11) Te daré gracias eternamente, porque lo has hecho; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.